lunes, 22 de agosto de 2011

- Sin título -

Y la piel se me inunda de tu olor y sentido,
me envuelves en un abrazo continuo
donde el frío no llega a esta orilla,
donde el cariño es caldera;
sol luminoso y cálido de primavera.

Te hablan mis ojos con la mirada profunda que te anhela,
sobre mi pecho;
me inunda el alma tu sonrisa franca
y la delicadeza de los dedos que cuidan heridas del alma.

Tu cuello mi refugio,
tu latido de testigo;
que sé que no eres falso en tus te quieros,
como yo soy franca en mi caricia suave sobre tu rostro
queriendo cuidar hasta el suspiro,
suspiro cálido que me regalan tus labios.


LB Valdés

A Sebastián, por supuesto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca hablamos del asunto, siempre supuse que no me habias elegido a mí. El viaje, como cada viaje, fue también para tomar decisiones, esperaba verte volver y recibirte entre mis brazos, esperaba algo distinto que el mantenernos separados tanto tiempo. Y nunca lo dijiste, que decidiste? Sí me hubieses dado tan sólo un atisbe, una señal, habría estado contigo por siempre. Y todo siguío bien, como si nada hubieses pasado. Pero tu marca es una huella permanente. Ya no tengo el aroma de tus labios en mi boca el el calor de tu piel mientras dormíamos acurrucados, a ratos creo oír tu canto que me lleva por sendas desconocidas, me detengo cuando siento tu presencia, y me duele cuando no he podido verte, todos los días pienso en ti, te recuerdo a ti, ese gran amor que empezó bien, que fue bueno, apasionado y que podía dar mucho más, cada vez que el vapor de la ducha inunda mis paredes escribo tu nombre entre la humedad de mis dedos, en la noche me recuesto y mientras finjo dormir reclamo tu nombre, lo invoco para así soñar contigo y me pregunto si estarás felíz. Quisieras que hubiese sido distinto? me nace esa duda a menudo, esa pregunta que jamás respondiste. Cuando volviste; me elejiste a mí? O sólo preferiste seguir? Sin embargo y lo digo sin miedo ni engaños. Te amo Las vidas que hemos elegido seguirán su cauce pero nada puede negar ese hecho. Nada borra la silueta de tu espalda, el contorno de tu cuello, la perfección de tus caderas, la delicadeza de tus hombros, la redondez de tus labios, la claridad de tus ojos, la blancura de tu piel, el calor de tu pecho, la dulzura de tu voz, la delicia de tus besos, tu risa, el aroma exquisito de tu pelo, y esas charlas en las que podía quedarme atrapado por siempre. eras la sombra de colores de mi pasado. Y tal vez sea un arrebato o un dejarse llevar, como lo he dejado hacer a la vida conmigo. soy felíz ahora. Es un hecho, pero debes saber no podría haber existido una mayor felicidad a dormir cada noche entre tus brazos....

Rob