lunes, 30 de mayo de 2011

- sin título -

No sé que tiene tu rostro que me sonroja,
ni tu sonrisa que vuela cual mariposa,
como tu abrazo esquivo y tan tibio
o el verso ambiguo e ilusorio
como la danza firme y algo loca.
Es tu maldita forma de enfrentarte al mundo que me roba la mirada y atención.
Y me niego ante tu ego, que me confunde y mantiene alerta; que me impide la cercanía inocente que te envuelva en mi cariño pleno.
O puede que tu amor propio esté cercano al mío y deteste ser yo quien rompa el hielo. Te encanta y lo sé de sobra, que te busquen y te seduzcan, te fascina saber que "sólo las estrellas bastarán".

A ver si sólo doy la mitad del puente para ver si me devuelvo o finalmente lo construyes, y mi abrazo eterno te recuerde este singular deseo humano de caminar más bien de la mano.

LB Valdés

Y acá estamos, con la tinta renovada y con el alma dichosa de no olvidar que ama.

1 comentario:

Paola Malatesto dijo...

no habìa leìdo esto, creì que sì, pero seguro ubiese sido distinto en la vida si hubiese sido màs astuto