Nunca antes pude sentir esta llama, y no arriesgaré mi piel al sarcasmo de tu compañía inocente ante mi derrame constante, ante mis ganas, ante lo que niego en tus ojos para no sentir tu látigo de indiferencia, de desinterés; tan cruel como quisiera verte para no soñar tu silueta.
Me duele tu sonrisa, me duele tu presencia, me duele no atreverme... me duele.
Tenía el control en mis manos, agarradito, no se bien si fue la brisa o la noche que me lo ha estropeado, hoy soy un manojo de nudos en la garganta, un manojo de silencios en tu presencia, un manojo de lamentos ante mi.
Si algo de amor propio mantengo firme, utilizaré mi mejor disfraz, reiré de mi indiferencia, de mi paso lejano, de mi falsa mejoría... mi máxima obra maestra.
LB Valdés
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