domingo, 25 de julio de 2010

Amparo


Amo a este ínfimo ser, que no pesa 3 kilos y que todas sus ropitas le quedan extremadamente grandes aún, amo cuando abre sus atentos ojos, cuando pareciera calmar su llanto por mi canto al mecerla o cuando de vez en cuando me regala una sonrisa que se dibuja en sus labios.
Pero hay algo que amo más que aquello... no haber estado embarazada, ni tener dicha cesárea, ni ver mi cambio de ánimo, ni despertar cada dos horas mínimo para alimentarla, o tener que llevar los pechos hinchados de leche, con pezones dolientes; ni tener que mudarla o correr con los gastos de pañales, mamaderas... blah, blah, blah... adoro considerablemente que esta hermosa beba sea mi sobrina y que no tenga que haber sacrificado algo de mi vida y/o mi cuerpo para disfrutar, más encima, sus mejores momentos.

Amo a Amparo Ignacia... muero por verla caminando llamándome mientras invento algún juego en los parques que jugué y llevarla a viajar por el mundo.
Por ahora, dejo sus llantos, sus mudas, sus cólicos, sus leches y todo lo que sobre detrás de una graaaaaaaaaaaaaaaaan puerta, JÁ!.

LB Valdés

No hay comentarios: