
Me encanta que el escritor que me fascina, que espero con ansias el próximo escrito, quien además es homosexual por lo que puede entender que no es inútil mi deseo de defensa hacia la bandera multicolor sea chileno.
Muchas veces he pensado qué sentiría si escribiera un libro y al publicarlo existan personas, como yo con Simonetti, que esten esperando y tocando el bolsillo para ir a comprar el libro y en la mejor de las suertes tenerlo firmado por el autor, luego llegar con una sonrisa eterna sintiendo el olor de las hojas por primera vez tocadas, olidas y observadas deborando la nueva historia adquirida mientas - como conoces algo del autor - llegas a imaginar cómo, cuándo y porque escribió lo que escribió. Sería realmente agradable saber que un oficio que me agrada, me relaja, me refugia sea tan agradable y emocionante para otros seres.
A Pablo Simonetti lo conocí por casualidad, como suelen ser los mejores y más eternos encuentros. Creo que ni siquiera recuerdo completamente el cómo y cuándo de haberlo encontrado. Debe haber sido en alguna lectura de revista o diario en el cual se nombraba "Madre que estás en los cielos" que momentos después tuve en mis manos y sentí como si estuviera dentro de un período de la vida del autor caminando a su lado y comprendiendo y casi adivinando cada paso dado en la novela.
Pensarán que es una exageración, sin embargo así de especial es para mi la lectura escogida de un libro esperado, y siempre me vuelve a suceder con Pablo Simonetti. Es claro que el ni podrá sospechar de todo esto y seguramente le emocionaría que sus novelas sean de gran alegría y relajo para mi, como lo es en el área diversión con Isabel Allende que me hace reír e imaginar bastante, Simonetti me hace reflexionar que tan comunes y horribles sucesos pasan en este país, en esta ciudad, como también algunos comunes comflictos íntimos que se esconden.
"La Barrera del pudor" es la segunda novela autografiada que tengo y la verdad es que aún no he tenido el tiempo disponible de leerla, sin embargo llego cada tarde la observo y recorro sus páginas apurando todos los deberes para recostarme y tener unas agradables tardes de lectura con Simonetti.
De verdad, descubre a tus escritores nacionales y americanos. Apaga el televisor, sintoniza una buena radio y descubre el maravilloso mundo literario que está a tus pies.
Es cierto, es caro el privilegio de leer sin defraudar al autor con piratería, sin embargo los grandes salones de las bibliotecas yacen vacíos mientras te acomodas para un vacío programa de tv. Lleva a tus hijos, sobrinos, hermanos, madre y padre; novio o novia; amigos y amigas, siempre habrá un libro esperando tu llegada.
LB Valdés
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