domingo, 29 de noviembre de 2009

Al querido inmigrante


Te cuento pequeño ser que aquí revolucionaste el ambiente, lo que pasa es que cuando en un vientre se aloja un navegante se vuelve un mar extraño, es un nuevo orden, un plan que se acelera y una familia completa que se ilusiona, se imagina, hace espacio y se prepara para el encuentro. Mientras tú vas conociendo aquel mar tibio y oscuro lleno de nuestras voces lejanas al otro lado de aquel tunel.
Te acunaste y hay un ser en incertidumbre de su futuro, decidir o no tenerte, que realmente llegues, estés sano aquí y que seas el primero o quizás el único. Y es que cuando vimos tu pasaporte "positivo-embarazo" las lágrimas de risa y llanto se fundieron, congelaron el tiempo como el suspiro entre todos los otros, de verdad tu visita nos dejó boquiabiertos, pero calmados, al menos para quienes no cargamos tu pesado equipaje que aumenta con tu largo recorrido.

Eres el primer inmigrante después de 17 años en mi hogar, serás primer nieto, sobrino e hijo. Eres una esperanza y des-esperanza. Aún no distinguimos tu fotografía, es difusa y no se sabe tu planeta pues no muestras rasgos humanos, ni tu nombre, ni tu mirada, ni tu piel ni tu sexo, sin embargo hay quienes me han dicho que antes que te embarcaras en este viaje ya habías decidido que fotorafía colocar, si tan solo pudieras recordar tu emocionante viaje y comentarme como es eso de alucinante.
Te aferras aún a la vida y ya veremos que te prepara el próximo invierno, quizás vienes en velero y la lluvia te consuma, ya veremos como pasará mi querida con tu barca en alto, con sus pensamientos confusos y sus recuerdos claros, intactos y llorados. Ya veremos que será de tu nueva familia, de esa nueva matita que como flor de primavera va brotando, como será a este mundo que quieres conocer.
ya veremos... ya veremos...

Es increíble haberte soñado e imaginar el vientre que como luna llena se irá formando, será sorprendente oir tu látido y llanto. No sé si alcanzarás a llegar... ni tampoco si yo estaré, no sé como calmar el mar furioso que te cubre, lo más cercano que tengo a tus dos meses de navegante es tu hermoso y nervioso conductor: tu madre.
Pero, hermoso viajante, si decides conocer el mundo del otro lado no le quites a ella la fuerza, enamorala de la tuya; si en cambio te atemorizas y decides volver, entregale tu equipaje para que pueda regresar también.
Querido nuevo ser, el mundo aquí se vé hermoso mas hay mucha flor hermosa sin raíz como también tanta rosa enraizada y marchita, pero creeme... si vienes, yo ya inicié el camino para que veas como nacen todas juntas, verás como te mostraré que tu decisión por dura y fea que parezca será bella, claro, si es a ella que te aferras.

Espero que nuestros viajes no se topen y no haya tomado, a tu llegada, mis propias maletas.
Pues bien me despido pues ya me he presentado...
Espero que en unos años, en esta botella que he arrojado a tu mar desconocido, respondas esta carta que te he enviado y puedas entregarme tu nuevo pasaporte.
No sé tu nombre sólo puedo despedirme con un ¡Buen viaje! comentándote que al otro lado del túnel ya ha llegado tu souvenir... son bien lindas las letras bordadas, juntas dicen: T-Í-A, muchas gracias... las cargaré al pecho.

LB Valdés
A mi hermana y al navegante de su mar.

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