
Intenté no recordar que día era ayer, lo pude realizar por las 24 horas que cubrían el doble dígito impar, sin embargo hoy sin buscarlo llegué a aquellos lugares infinitos que cargan esta ciudad que habito y ví tus ojos, escuché tus susurros y pude sentir tu olor casi pude recrear por completo tu silueta.
Y no sé si es mi historia o la tuya que no me deja escapar, he intentado con lágrimas oscuras y duras el no llamarte en una telepatía constante, no buscarte en sueños ni canciones; ni alucinaciones... es difícil, es agotador, cargado de dolor.
Es esta muerte en vida camino a renacer que agota y desvanece, que he tomado con el máximo de energías que tenía guardadas junto a otras que de alguna parte inventé y quiero dejar el camino, mas me animo... continuo lo soleado, deshidratante, mortificante sin mirar atrás dejando el miedo a morir, dejando el miedo a nacer.
¿Cuántas veces habré hecho un camino hacia la muerte en vida? ¿Será este realmente el primero? Es posible... y recuerdo a Leopoldo y su miedo profundo a terminar con lo que tiene de vida, sin realmente gustarle aquella; y así mismo a Raquel a su pánico por nacer. Soy ambos a la vez por momentos mas no me vencerán, seré yo la que vencerá las barreras de mis propios dolores, miedos y anticipaciones. Cuando crea que he vuelto a la vida, les hablaré de mi pasado nicho sólo si antes no me hace la petición de no poder marchar antes de decir donde iré.
LB Valdés
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