Aquí estoy, sin poder creer lo que he hecho confiando que será en beneficio tuyo o que se yo de quien. Los brazos que siempre ví tan confiados, tan disponibles, tan cercanos hoy parecen tan ajenos, tan lejanos. ¿Será que no me conformo con otros que no sean tuyos? ¿Será que no llevan tu olor todos aquellos? ¿Será que si no eres tu no podrá ser ni mi sombra?.
Quizás al verme en este estado no sea tal mi arrepentir al decir "vete ya", dime que guardas tus alas que las usarás, que volarás a otro cielo y tu el corazón en tu cerebro palpitará tranquilo para no avergonzar sus sentimientos en una inseguridad constante que mis ojos no pueden hacerlos volar, no pueden confirmar lo que quisieses ya escuchar, no te mentí ni mentiré, este es el precio pagado por hoy y mi futuro.
Dime que tendrás tu un refugio, dime que mi olor en otras manos podrás encontrar, dime que podrás olvidarme, que es inútil, que podrás y es más ya me has de sacar, que no puedo hacer aquello conmigo, que es imposible no querer encontrarte, es imposible, lee bien... imposible no tener la esperanza sin esperarte.
Trizando lunas estoy, derramando gotas de aquel intenso dolor de reprimir el sueño de volverte a ver... volverte a ver.
Ángel mío, mi tan hermoso tesoro... si no quieres leer la carta que para ti he escrito puedes dejarlo ya, no tortures el brillar de esos bellos ojos, dale un respiro a tu alma, déjame las llamas que tu libertad con ellas no accederá a dejar este tortuoso recuerdo que he dejado en tus entrañas. Si volver quisieras no mires mis ojos que no podré mentir, que no puedo dejarte volar si lo hago... que no podré soportar volver a verte ir, ver que vuelas de aqui.
Aquí estoy, estaré... envuelta entre algunas cuantas canciones que traen los segundos penetrando mi sentir, tu olor envuelve mi olfato con tus brazos convertidos en hilos negros sobre mis hombros, no podrías haber acertado mejor en obsequiarme aquella que se ve como simple telar, aquella que es lo que tengo de tu cuerpo aqui, cerca de mi.
Unos cien envoltorios de dulces besos encasillados en cacao, creo tambien tendré mas de algun suspiro grabado mientras cantabas en mi oído ¿ángel mío recuerdas?.
Tendré mil imagenes desplegadas en estas paredes de las que en un parpadear podré recordar y volver exactamente al momento que con ellos estuve junto a ti.
Una guitarra que alguna vez te dió voz en este piso me pide a gritos vuelvas cerca, que de mis manos se llenen de un trozo de tu voz... jamás cumplimos cantar tantas letras, sé que un día habrá tiempo que Soledad Guerrero podrá esperar en silencio, bien paciente que puedan revivir mis cuerdas vocales los versos que ancías o anciabas escuchar, almenos de mis labios silvar.
Deja que te visite y crea despertar con el palpitar en tu pecho, juro que no notarás cada visita invasiva, si sientes un leve frio sobre tus mejillas quizás sean mis dedos de hielo derritiendose en la llama de tu piel.
Si sientes que apesar que no la veas con facilidad, la luna te persigue quizás sea yo enviando a aquella vela del universo en penumbras noche a noche a que proteja tus callejones andados. Se que he prometido no hacerlo, pero que más dá debo creerme el cuento de querer sacarte de aqui sabiendo que es inutil, ante tu necesidad de no sufrir diré lo que duela para que no quieras volver ya por mi.
Que confuso, sé que debes marchar y pregunto una vez más el porque.
Sé que debes ser libre, que hay mil cielos esperando que tus alas den brisas otoñales a sus nubes primaverales, sin embargo alargo el trecho entre este cielo y otro, quiero almenos ver el volar de cada detalle en tus alas.
Ya esto se ha alargado bastante... ángelito mío, mi alma y corazón en carne sabes perfectamente como miento para ver si me creo que podré no amarte, que podré yo odiarte.
Precioso mío, perdoname no quiero, no puedo olvidarte... quiero y puedo amarte, es más lo hago, lo haré casi imperceptible si es eso lo que te hace falta.
Quizás hay otro ángel capaz de amar más que estas alas rotas que confunden tu andar, tu regresar... no te nieges a que te encuentre, no pienses en mi dolor.
Buenas noches precioso mío, mi angelito... duerme y tranquilo, no dejes que las pesadillas invadan tu soñar tan bello, vuelve a volar que para eso ya tienes alas las has descubierto... no dejes que se apaguen como estos, mis luceros.
ya sabes quien te escribe, es quien te ama.
LB Valdés
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