Aquí estoy observando a mi equipo jugar, disfrutar. Desde esta banca escucho sus gritos, sus alegres y agitadas miradas correr.
Mi entrenador, seguro, debe preguntarse que hago en esta banca sin animos, cansada y exasusta; porque razón no estoy junto a mi equipo como cada martes. La verdad ni yo lo se muy bien. Tengo la sensación de melancolía, soledad y desconsuelo, es extraño, no tengo razón alguna para estarlo.
Puede que me esté engañando y si conozca la razón, te cuento.
He iniciado una espera indefinida, una espera destructiva, una espera inocente desde hace algun tiempo, sin siquiera notar cuando fue que firmé para iniciar esta espera.
Esa espera alzada y esperanzada de compartir la soledad, el vuelo. Aquel existente en cada alma, en cada corazón; ese cuento de hadas que es tán desechado, por cobardía, siendo el más anhelado.
Confuso ¿no?, pues ya advertí la complegidad de mi persona, aún más cuando intento ser entendida. Justo ahí es cuando pierdo, termino enredando más la madeja que yacía enmarañado.
L.B. Valdés
Aquí sigo, expondré de a poco, que con esto me voy descubriendo a mi misma... muy pocas veces me doy el tiempo de escuchar MI corazón... hago lo imposible por solucionar el mundo, tu mundo... sin embargo hoy es el mío que se derrumba, es el mío el que necesita reparo y ser escuchado... de a trozos, como la exposición de este humilde librillo coloco pilares en mi mundo evitando la inexistencia de algo tan maravilloso que me ha llenao el alma.
Te la recomiendo: Grita, Palabras que se esconden... ambas canciones de Jarabe de Palo.
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