(Dibujo de Dharma, niña de Jardín quien hizo mi retrato como regalo de Graduación)
Es curioso ir despidiendo a los compañeros, sabes que no quieres verlos nunca más dentro del aula como también que puede que a muchos no los vuelvas a ver; me es interesante saber que el colegio que me acogió 2 años me marcó más que cualquier otro, tuve tres colegios, dos de monjas y mujeres y uno (este último) mixto, laico, con una marcada ideología, sin uniforme ni formalidades, sin cosas como inspectoría, o tantas cosas que en un inicio no comprendí su ausencia, hasta toparme con su particular directora... no era necesario, en lo absoluto, todos te conocían de tal forma que sabían como y cuando conversar contigo, sabían perfectamente si eras capaz o no para algo y no andaban detrás tuyo en algún problema de calificaciones ni mucho menos, tenías que crecer y hacerte cargo de ti mismo. Si quieres celebrar algo, lo organizas, si quieres saber descubres, si tienes dudas preguntas y listo! así de sencillo y directo.
Ah! y como no recordar el primer día de clases... "Chicos asamblea en el patio", y todos los alumnos y profesores de media ahí. Debías presentarte para que todos pudieran conocerte, los profesores también lo hicieron y luego cada uno a su sala donde te van informando cual es el perfil del colegio: "Aquí respetamos todo tipo de religión, opción sexual, etc, y pedimos que ustedes que vienen llegando también se sumen a este respeto".
Estoy segura que este pasito que he dado no hubiese sido tan hermoso y recordado si hubiese sido en otro lugar, feliz de ser rubendariana, feliz de confiar en lo más hermoso de mi: mis capacidades, y tal como decía mi diploma "Por dar una nueva mirada al curso, por su preocupación por la sociedad chilena y mundial"... ese es mi perfil y de verdad que no sirven los puntajes u cosas de ese tipo para saber que serás uno de los mejores en lo que quieres, simplemente porque lo amas y lo entregas con libertad y cariño.
Gracias Rubén Darío, "llegamos tarde" como dice mi padre... pero tuvimos la oportunidad de conocerlos.
Y ahora, a celebrar mi fin escolar, una nueva muerte para una nueva gran vida que promete.
LB Valdés
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