Desde las llamas

Con las ganas en las nubes, y las manos atadas a la tristeza de mirar al cielo. Estoy ahogada en mis fracasos, en mis silencios, en mis reprimidos actos, en los sueños que suelo suprimir en cada despertar. Detesto el sabor amargo del llanto silencioso y escondido, de la rabia pura que grita en llanto al ver cuanto he dejado de hacer, cuanto he oprimido el pecho para controlar los impulsos que luego quisiera haber caminado.

Estoy colapsada de dolor, falta de esperanza, agotada de timidez, cansada de las vías que he agregado a la vida para no asumirla en todo su esplendor. Estoy cada vez más desconocida ante el resto, ante mi... cada vez más sola en mi verdad y sufrimiento.

Deseo más que nunca lo que juré no volver a pensar ni intentar, deseo sin control gritar hasta agotar la última gana de liberar mi propia alma, deseo más que nunca que a pesar de todo ese grito sea tan silencioso como el canto de un ave para un sordo.

Me faltan ilusiones, esperanzas, aspiraciones... me falta amor por la vida, por el amor mismo, por mi misma... me falta creer... creer en el ser humano, en este mundo, en mi pobre corazón, en lo que poseo y que tanto escondo... Me falta ser estúpida e inconsciente para dejar de tener lástima y dolor al oler mi amanecer sabiendo que es un día más de dolor en el mundo, en todo lo que el hombre ha "construido", volver a comprender que también soy de aquella raza, perdonarla y volcar su desastroso plan arquitectónico para la tierra aporreada.

Quisiera con desenfreno agotar mi última lágrima, aunque sean años de llanto... y poder olvidar el cruel significado de sufrir... el cruel y penoso estado de ser preso de uno mismo cuando ese mismo ya es preso de otro sistema peor; pertenecer a la cárcel de la cárcel.

Quisiera... quisiera tantas veces no sentir, ser desalmada, no entender palabras como amor, deseo, dolor... ser tan lejana como el alma de un cuerpo desvanecido, tan invisible y presente como el suspiro... quisiera a veces ser una máquina más para al menos aparentar que vivo... cuando en verdad creo que la vida no es más que muerte y que los papeles se han cambiado en este teatro chiflado.

LB Valdés