
El día 29 de noviembre escribí aquí sobre la noticia de tener una sobrina, de que mi madre tendría la experiencia -novedosa, bonita, horrible, como sea- de ser madre por primera vez.
Veía en sus ojos vértigo, temor, novedad... un sin fin de cosas que reflejaba en sus ojos al sentir un latir en el vientre.
En ese entonces el pasaporte de nuestra inmigrante estaba incompleto, sin embargo hoy se ha completado...
Su nombre es Amparo Ignacia Juri Silva, ha llegado la noche del 09 de Julio del presente año, trajo un poco más de 3kg de equipaje y unos 46cm de estatura. Sus fotos la muestran, es realmente guapa, aunque llora bastante y quiere por sobretodo dormir sobre el pecho, de quien ya reconoce, su madre.
Ha sido un poco brusco este topar con el término de viaje, tuvo unos percances en la llegada que hicieron de su primer día en este otro lado del gran, pero cada vez más pequeño, océano de mi hermosa hermana.
Desde hoy a dejado sus maletas dispuesta a quedarse, aún no conoce el hogar que la acogerá por los años que nos acompañará, como tampoco sabe cuanto se demorará en aprender nuestro idioma, que por ahora se reduce al llanto y a las miradas de esos inmensos ojos observadores que lleva.
Ella escucha nuestras voces y recuerda las conversiones que tuvimos mientras navegaba en su cómodo bote hasta estas costas, nos mira y nos dice dulcemente que nos reconoce, que sabe perfectamente que esa voz corresponde a un ser antes conocido, casi como si fuese un deja vu.
Le ha causado problemas el sistema alimenticio que aún no ha dominado, como tampoco las costumbres del baño, los horarios de dormir, la inmensa luz que hay a esta orilla; - ya que antes en la oscuridad no eran tan necesarios - los ojos hoy le cuesta abrirlos por esa cantidad exagerada de luz, no comprende aquello de los tiempos para hablar, ni reconoce a la enorme cantidad de personas que han venido desde otros mundos - tan lejanos y desconocidos aún para esta extranjera - ...
Pero bueno le he insistido que no hay de que preocuparse, que todo es un poco complicado al principio, pero que estoy segura que esas voces que tanto escuchó y que hoy claramente identifica en olores y colores harán lo posible por hacer de su larga estadía, una buena e inolvidable visita; ellos son Omar y Cecilia, los padres novicios.
Ella, a pesar de todo, nos ha puesto ya varios seudónimos; a mi madre le ha puesto "Abuela", a Omar: "Padre", a Cecilia: "Madre", a mis hermanos y a mi "Tíos", a otros "Tíos abuelos", en fin... esos son los primeros de tantos que dejará en el camino, así que recibo su idioma y me denomino Tía de Amparo.
Así que bueno, no me queda más que decir "Bienvenida" y prometer que haré lo posible por hacer de tu larga visita, la mejor recorrida. Llevas un día y unas horas y no te imaginas cómo ni cuánto te quiero, iluminas esta orilla querida, tus ojos son soles de día y luceros de luna al bajar la luz que hoy detestas.
Algún día te mostraré estas cositas que he escrito en tu nombre, espero haber construido más de alguna cosa para cuando puedas hacerlo.
Se despide una vez más, tu latera y sentimental tía...
LB Valdés
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