lunes, 18 de mayo de 2009

"Falleció" La palabra es un asco...


"(...) El 23 de setiembre no tuve valor para escribirlo. El 23 de setiembre, a las tres de la tarde, sonó el telefono. Rodeado de empleados, formularios, consultas, levanté el tubo. Una voz de hombre dijo: '¿El señor Santomé? Mire, está hablando con un tío de Laura. Una mala noticia, señor. Verdaderamente una maña noticia. Laura falleció esta mañana'.

En el primer momento no quise entender. Laura no era nadie, no era Avellaneda. 'Falleció', dijo la voz del tío. La palabra es un asco. Falleció significa un trámite: 'Una mala noticia, señor', había dicho el tío. ¿Él qué sabe? ¿Qué sabe como una mala noticia puede destruir el futuro y el rostro y el tacto y el sueño? ¿Qué sabe, eh? Lo único que sabe decir: 'Falleció', algo tan insoportablemente fácil como eso. Seguramente se estaba encogiendo de hombros. Y eso también era un asco. (...)

Entonces, cuando estuve en casa solo en mi cuarto, cuando hasta la pobre Blanca me retiró el consuelo de su silencio, moví los labios para decir: 'Murió. Avellaneda murió', porqué murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la cerdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, el abismo sencillo, el abismo. Entonces, cuando moví los labios para decir 'Murió', entonces vi mi inmunda soledad, eso que había quedado de mí, que era bien poco. Con todo el egoísmo de que disponía, pensé en mí mismo, en el remendado ansioso que ahora pasaba a ser. Pero ésa era, a la vez, la forma más generosa de pensar en ella, la más total de imaginarla a ella. Porque hasta el 23 de setiembre, a las tres de la tarde, yo tenía mucho más de Avellaneda que de mí. Ella había empezado a entrar en (...) Por eso cuando movía los labios y decía 'Murió', me sentía atravesado, despojado, vacío, sin mérito. (...) No quise ir a su casa, no quise verla muerta, porque era una indecorosa desventaja. Que yo la viera y ella no. Que yo la tocara y ella no. Que yo viviera y ella no. Ella es otra cosa, es el último día, allí puedo tratarla de igual a igual. (...) El último gesto, el último, el último gesto. Lloro y me aferro a él. (...) '¿Qué pensó ella antes de morir?' (...) El 17 de mayo le dije:'Creo que me estoy enamorando de usted' y ella había contestado: ' Ya lo sabía' (...)"


Mario Benedetti.



Ayer 17 de Mayo me dicen: "y que tal lo de Benedetti?", ingenua pregunto si me preguntaban por algún libro y me responden: "Benedetti murió", contesté: "No lo sabía" con los ojos abiertos como camaleón, con la respiración que se me agitaba, observando en mi repisa aquel libro que hace unos meses me había comprado... Murió y yace junto a su pluma, Murió y me queda leerle sin detenerme, pues su rostro no alcancé a conocer; Murió y antes pude leer la elección de mi nombre entre sus letras, Murió y en sus ojos quedó la luz que pude reconocer aquí, al fin del mundo mientras tomaba un café leyendole otra vez.


LB Valdés

No hay comentarios: