martes, 9 de noviembre de 2010

Y la palabra se me fue de la mente, los labios y las manos; no sé si será mi lado potentemente racional o si no quiero mirar la pluma, no sé si sean las decisiones que vienen o que el año se esfuma y se acerca el mes que más detesto.
No sé si es la falta de sueños, la espalda llena de nudos o todos los libros por leer que están apilados buscando las ganas de ser tomados por mi mano, observados por mi mirada atenta a cada destello de tinta.
No sé si es que me entristece mi país, o simplemente me doy pena por lo cobarde y desatenta de mi propia alma.

Pero sea lo que sea, es un aviso constante que no quiero responder, no quiero enfrentarme a mi fantasma constante ni cuestionar nuevamente que es lo que realmente quiero.
No sé si quiero compañía o soledad, solo sé que no quiero nudos ni incompletos, como tampoco mentirme o mentir.

Así no más, esperando ver llegar nuevos musos, sean de la naturaleza o la humanidad, de los hechos que día a día enloquecen a historiadores atentos o simplemente de lo que yace en algún espacio de mi cerebro que solemos llamar corazón o alma.

LB Valdés

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