viernes, 12 de noviembre de 2010

No quiero


Y hoy puedo ver mis sueños nuevamente, como si jamás hubiese salido de los 7 años, deseando ser abrazada mucho más que a un regalo de moda bonito, más que una bonita tenida de fin de semana, más que esas cositas pequeñas que me encantaba mirar sin tocar.
Y es un sueño tan simple, tan puro... pero tan difícil a mis manos, definitivamente poco depende de mi por ahora.... pero ese poco que depende de mi lo cuido como si fuese mi propia vida.

No quiero lo de moda, no quiero lo más lindo, lo más caro, lo más solicitado y que podría llegar a mis manos exclusivamente. Quiero simplemente almas que puedan mirar mis ojos, como humanos, como llegaron al mundo, sin nada, nada más que vida y sensaciones.

¿Será posible que un dolor sea tan grande como para durar casi tu vida?, creí tener bajo control esas emociones que me dejan en el apestoso estado vulnerable, en ese estado donde más quisiera ser querida y lo veo tan lejano como mis febriles alucinaciones... sentada en un rincón mientras el techo se aleja, se aleja sin control, sin compasión alguna, dejándome oscura y solitaria abajo, hundida, más abajo.

Quiero tener control de mi vida, y que me cueste para apreciarla, que me cueste para realmente vivir, pues tengo que construirla, tengo que pensarla, sudar, llorar y sangrar por ella... a fin de cuentas por mi misma.
Y por sobre todo... que lo material no esté en medio de mi cariño y el de otros, que valga más el beso, la caricia y el abrazo que un espectacular regalo de perlas y rubíes...
nunca quise aquello... y tanto que he tenido de ello.

No quiero volver a llorar en diez años más por las tormentas de mis pequeños siete años... no otra vez, porque sentir que tienes todo y que a la vez el corazón no late por una sensación o el alma no vuela por un sentimiento es como morir andando sin haberte enterado.
No quiero vivir en una muerte penosa, quiero vivir, amar, reír... como también quisiera liberar a tantos de esa ceguera que pareciera no tener fin.
Y a veces (casi siempre) me encantaría ser la niña que su interés era leer y comprender el mundo, y desde entonces haber sido lo suficientemente fuerte para decir no a lo que me consumía en llantos silenciosos en el rincón que pudiera encontrar dentro de la casa, mientra ella me encontraba y salvaba... pues ahora ella no está para volver a salvar mi llanto.

LB Valdés

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