Desperté de un sobresalto, cumpliendo un milagro en este insoportable verano... con un frío que me hacía temblar, que enroscaba mi piel, que sobre todo atormentaba mi mente, mis recuerdos, mis débiles certezas.
Si la razón de mi despertar tan brusco fuera cierta, no entiendo mi dolor, mi agonía, mi ofensa. Debiera ser una de las posibilidades más obvias, sin embargo puedo volver a escuchar aquella voz que soy yo misma intentando llevarme a tierra, llevarme a mi propia alma que suelo olvidar... que me cubre de mi misma verdad recordando lo que no he olvidado, lo que no he dejado. Mostrando mi traje de ilusionista, mis sueños rotos, mis certezas tan débiles e invisibles.... ¿Cuánto tiempo será necesario?
Cobardemente quisiera -nuevamente- escapar sin recuerdos, sin remordimientos, sin busquedas falsas y fracasadas. No tiene ningún sentido escapar de uno mismo, es una contradicción que debo eliminar, lo sé...
Quisiera un culpable encontrar y ahí aparezco yo... cuál es la razón de ser tan difícil asumir lo propio cuando la consecuencia es más dolor inútil, simplemente no querer llevar con aquella carga pesada, asumir el fracaso... asumir que no hay ni habrá otra oportunidad para intentar.
Si las letras no me ayudaran a canalizar no sé que sería de mi, como tampoco si no tuviera aquella odiada manera de soñar... al menos me despeja el rostro y me alimenta de una esperanza que quizás sea inútil y sin embargo me saca las sonrisas que me faltan.
Olvidé vivir, vivir mi vida... sufrir y reir por mi misma. Y ahí va la voz de nuevo que tantas veces quisiera callar recordando a esta confusa niña encontrar su horizonte sin perder el norte.
LB Valdés
1 comentario:
tal vez esas segundas oportunidades podrían tomarse como nuevas. Tal vez el mundo si quiera sorprenderte, tal vez nos falta a veces la voluntad de vivir dear friend
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